Dentro del programa de la XXII Jornada Vitivinícola DO Utiel-Requena contamos con una interesantísima mesa redonda en la que se abordo la “Apuesta por una viticultura ecológica y de calidad en la DO Utiel-Requena gracias al crecimiento exponencial de hectáreas en confusión sexual para controlar la polilla del racimo”.
La mesa redonda fue regida por nuestra Secretaria General, Carmina L. Cárcel, quien recalcó la necesidad de este proceso en un mercado que pide respeto al medio ambiente y productos ecológicos.
Cárcel también recalcó como en nuestras condiciones agroclimáticas la polilla de racimo es el invasor que más preocupa a los agricultores, ya que sus larvas acababan convertidas en gusanos que perfora la uva, derraman el mosto de estas y crean hongos alrededor de la vid, entre otras enfermedades.
Por eso, la llegada de la confusión sexual ha sido una autentica revolución. Una técnica respetuosa que consiste en inundar el ambiente de la feromona que segrega la hembra para confundir al macho y que ese no la pueda fecundar. Un proceso que merecía un hueco en exclusiva en nuestra Jornada Vitivinícola para ser explicado en profundidad.
Para abordar este tema se sentaron en la mesa Raul Herrero, enólogo de las Cooperativas de San Roque de Villagordo del Cabriel, de Ntra. Sra. Del Milagro de Los Ruices y en Bodegas Iranzo en Caudete de las Fuentes; María Ortega, técnica responsable del proyecto de confusión sexual en la demarcación de la DO Utiel-Requena de Biogard; Javier Pérez, viticultor y miembro de la junta directiva de la Coooperativa “Viticultores de Los Ruices; MªJosé Fernández, técnico de campo y enóloga de la Cooperativa Virgen del Carmen de las Monjas y Vicent Badía, técnico del Servicio de Sanidad Vegetal de la Conselleria de Agricultura.
Badía fue el encargado de comenzar el coloquio. El técnico abordó la evolución de esta técnica en nuestra Denominación de Origen y divide su proceso en dos fases. La primera, que abordaba desde el 2000 al 2015, la denominó “la fase técnica” y se basó en la comparación de diferentes difusores, la realización de pruebas y ensayos, demostraciones prácticas para convencer a los viticultores… En esta etapa se contaba con pocos técnicos y solo se llegó a 300 hectáreas.
La segunda fase, que iba desde el 2016 hasta la actualidad, “es donde se han visto los frutos del trabajo”, según Badía. Solo en 2016 se cubrieron 6.000 hectáreas, comenzó una etapa de crecimiento y expansión, donde los viticultores pedían mucha exigencia lo cual les obligó a mejorar.
María Ortega, llevó al coloquio un tema muy interesante: los requisitos mínimos para que esta técnica funcione. Según Ortega, lo más importante es conseguir cubrir una superficie lo suficientemente grande ya que sino la polilla puede aparearse en el viñedo de al lado y poner los huevos en tus viñas. Por eso, es muy importante la actuación colectiva de este método.
También habló de la importancia de colocarlo en el momento adecuado, fue entonces cuando MªJosé Fernández aprovechó para introducir la importancia de un técnico de campo ya que si cada cooperativa contara con el suyo, éstos podrían indicar el mejor momento para comenzar con el tratamiento.
Fernández recalcó la importancia de un técnico para desarrollar los avisos y los controles de calidad de la uva. Además también nos puede asesorar sobre los procesos a seguir en la viña para obtener la mejor cosecha posible. Elemento clave para la calidad de nuestro producto final ya que, como señaló Carmina L. “a veces se nos olvida que el vino comienza en la vid”.
Javier Pérez incorporó al diálogo las facilidades del proceso “instalarlo es muy fácil y los beneficios se ven rápido”. Entre los beneficios que relato el viticultor destacan, una mejor maduración de la uva, el aumento de la sanidad del fruto y de la producción de la cosecha. Además recalcó que el precio es similar a los tratamiento químicos pero se ha de repetir menos, por lo cual resulta más económico. Según su experiencia sentenció que “una uva cuidada te permite hacer elecciones a tu gusto, una uva sana tiene mejor color y sabor, por lo cual debemos hacer todo lo que este en nuestra mano para conseguirla”.
Raúl Herrero continuó asegurando que “todos los enólogos queremos llegar a vendimiar una uva sana y recogerla en su momento más óptimo de maduración, no vernos forzados a acelerar el proceso por el temor a la polilla”. El enólogo asegura que “con la confusión sexual, desde minuto uno, las uvas son más grandes, están más llenas y sanas”.
El final de la mesa redonda sirvió para debatir la necesidad de una ayuda gubernamental para instalar este procedimiento en nuestras viñas. María Ortega aseguró que más allá de la subvención lo imprescindible es un viticultor concienciado. “El motor es el viticultor, es lo que hará que funcione”, finalizó la técnica. Herrero aseguró que es muy importante hacer entender a los viticultores que la confusión sexual “no es un privilegio sino una inversión”.
Cárcel aseguro que desde la D.O. Utiel-Requena se está trabajando para conseguir incentivos para fomentar unas uvas con residuo cero y ayudando al medio ambiente. Para finalizar, una promesa a todas nuestras bodegas “quizás conseguirlo sea difícil pero no por eso vamos a dejar de intentarlo”.