11/04/2019
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ARTESANOS DEL VINO, OFICIOS QUE HAN CREADO HISTORIA

Si hay algo que los amantes del vino tenemos claro es que su cultura no se basa en describir sensaciones olfativas, variedades de uva o los componentes de esta delicia. La cultura del vino es una mezcla de veneración e historia que narra el conjunto de tradiciones que se han creado entorno a él.

El vino ha tejido toda una red de conocimientos, creaciones artísticas y hábitos en torno a su elaboración. Es así como las necesidades de la viña potenciaron a lo largo de los años ciertos trabajos artesanales que ya forman parte de la esencia del vino.

Los llamados “artesanos del vino” han visto evolucionar su oficio con la revolución industrial pero su esencia estará siempre patente en las mejores elaboraciones.

Hoy queremos rendir tributo a este legado y os contamos un poco más sobre algunos de los oficios clave en la historia del vino:

ARTESANOS DEL VINO, OFICIOS QUE HAN CREADO HISTORIA 0

Toneleros 

Aunque recibe su nombre de los toneles, los toneleros también confeccionan barriles, barricas, cubos, cubas, y demás recipientes parecidos.

El origen de esta profesión está unido con la necesidad de transportar el vino de la forma más segura, cómoda y manteniendo los estandartes de calidad. Fue así como surgió este oficio, con un proceso de elaboración muy complejo ya que son imprescindibles los conocimientos de geometría, poseer una habilidad manual extraordinaria y disponer de las herramientas apropiadas.

Corcheros

Las bondades del corcho se remontan a la cultura egipcia pero no es hasta el siglo XVII donde el dúo perfecto de corcho y vino se conocen. Esto es gracias a otro elemento estrella en esta unión, las botellas de vidrio.

Aunque actualmente la competencia de los tapones de silicona amenace a este oficio es cierto que aun existen territorios donde la saca de corcho es una cita ineludible. Los corcheros, que siguen manteniendo vivo este oficio, se unen en cuadrillas que en muchas ocasiones siguen haciendo todo el proceso a mano.

Vidrieros

El descubrimiento del vidrio bufado se sitúa en el Imperio Romano, más concretamente en Siria, en el 395 dC, aunque posteriormente se han encontrados datos que citan su existencia ya en el 4000 aC. Sin embargo no es hasta El Banquete de Trimalción, en el siglo I, donde encontramos su primera referencia como recipiente para vino.

Con la caída del Imperio Romano el arte del vidrio entro en decadencia  hasta el siglo VII donde resurge gracias a la Gran Escuela de Vidrio, situada en la isla de Murano (Italia). La pasión por el vidrio fue creciendo y estandarizando, es por ello que en el 1800 se generalizó el embotellado en botellas de vidrio porque al fin el recipiente era más barato que la bebida que contenía.

Otros oficios que van desapareciendo relacionados con la viticultura son el injertador en campo y los constructores de hormas o muros de piedra en parcelas. Las hormas de mampostería seca que delimitan las fincas ayudan a frenar la erosión del terreno y retienen el agua de lluvia.

 

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