Si el vino rosado fuera una estación seguramente sería el verano. Y es que ese toque refrescante y su ligereza marida a la perfección con los meses estivales.
En el post de hoy te contamos un poco más sobre cómo se produce, en que tienes que fijarte a la hora de elegirlo y cómo servirlo y combinarlo. Pero si necesitas más pistas no dudes en recurrir a nuestra Guía de vinos recomendados para el verano 2020 donde encontrarás 14 rosados perfectos para los días más largos del año (y otras 20 referencias que harán que tu verano sepa muchísimo mejor)
Hay quien conoce a los rosados como esos vinos tintos con poca maceración y es que una de las formas de producirlo es mediante la elaboración del tinto. Cuando este está fermentado, antes de que adquiera más color por el contacto con las pieles, se retira un 10% del jugo que posteriormente se convertirá en vino rosado.
Otro método para su creación es hacer un proceso en exclusiva para el rosado pero retirar las pieles de la maceración cuando se haya alcanzado el color deseado. Y es que de colores va la cosa. El vino rosado tiene una amplia gama cromática que pasa por el rosado más pálido hasta el carmín translúcido.
Otro aspecto singular de los rosado es su delicadeza. Estos vinos tienen una vida más corta, se suele aconsejar comprar rosados de la vendimia anterior porquees un vino que no envejece bien.
Las notas afrutadas son también otro de los aspectos distintivos de un buen rosado. En paladar suele tener recuerdos a frutos rojos, como las moras silvestres que crecen en nuestras tierras. Unas notas que también llegan al olfato acompañadas de matices florales.
En nuestra Denominación de Origen nos fascinan los rosados bobales, puedes encontrar alguna referencia exquisita en nuestra guía.
Son vinos compatibles con multitud de platos. Perfectos para el aperitivo, sobre todo si está protagonizado por quesos blandos o semi-curados, también pueden ser protagonistas con arroz, guisos de pescado y platos de pasta. Solo un requisito, recuerda servirlo bien frío.
