Quizás ya lo has escuchado, incluso puede que lo hayas visto, pero lo has llamado blanquilla o cenicilla. El oídio es una enfermedad criptogámica, en cristiano, una enfermedad de plantas causada por algún tipo de organismo.
En este caso la enfermedad en la viña la producen varios géneros de hongos, hongos que se generan en las yernas, los sarmientos, las hojas y la corteza de la cepa, y se instalan en las hojas y los tallos más jóvenes de la vid.
¿Por qué aparece la enfermedad? Como muchos de estos hongos y ecosistemas su presencia solo es nociva cuando supera un umbral determinado ¿Qué hace que estos hongos se reproduzcan demasiado? La respuesta es algo más compleja ya que se debe a una combinación de factores atmosféricos, ambiéntales y, en el caso de la vid, de la composición del suelo.
El síntoma para detectarlo es el que le da sentido a su nombre más coloquial. Es decir, se detecta por la aparición en sus hojas de una capa con aspecto arenoso de color blanco.
La solución pasa por corregir sus causas, en medida de lo posible, con minerales o preparados vegetales y con el tratamiento preventivo para eliminar su posible aparición.
Algunas de las técnicas preventivas que el agricultor desarrolla son plantar las viñas en la dirección del viento dominante, deshojar o podar las cepas con el fin de que la circulación de aire y luz sea frecuente, abonar correctamente para que no se desarrolle nitrógeno en exceso en la tierra o pulverizar esporádicamente azufre.
Para los productores de vino es imprescindible tratar y prevenir el desarrollo del oídio ya que este afecta a la calidad del futuro vino, porque como ya sabes, el vino nace de la vid.
