No te estamos descubriendo nada nuevo; si el vino tuviera un mejor amigo, un amor idílico o un acompañante ideal ese sería el queso. Esta pareja se ha convertido en el mejor aperitivo, el ingrediente perfecto para una charla entre amigos o para una tarde de manta y película.
Por eso, en este post vamos a reunir algunos de los mejores tips para encontrar el dúo perfecto y potenciar el sabor de estos dos grandes aliados. Por separado exquisitos, juntos perfección ¡Toma nota!
¿Quieres saber qué queso irá mejor con tu vino? Recuerda lo que dicen los expertos: el queso nunca puede ser mayor que el vino. Es decir, si puedes revisar el periodo de producción de tus elegidos, lo deseable sería que el tiempo de crianza supere al de maduración.
También debes tener en cuenta que si tu queso es suave y ligero deberás elegir un vino con poco cuerpo. Asimismo, si el queso que vas a degustar es fuerte y potente, un vino intenso con cuerpo y sabor sería su acompañante ideal.
Durante años, se ha creído que el origen geográfico ayudaba a una combinación más armónica de sabores. Este es otro de los aspectos que te pueden ayudar a elegir compañero para esa copa de vino.
¿Lo quieres más fácil? Aquí te dejamos un listado de diferentes tipos de queso y su acompañante ideal:
–Queso azul (roquefort, gorgonzola, cabrales): ideal con vinos tinto reserva o vinos dulces.
– Queso semicurado (manchego, gouda): perfecto con vino blanco seco o rosado.
– Queso curado (manchego, parmesano): marida de escándalo con vino tinto de crianza o blanco fermentado en barrica.
– Queso fresco (mozzarella, Burgos): acierto con vino blanco ligero y seco.
– Queso cremoso (brie, camembert) con vinos blancos afrutados.
Y a la hora de empezar la cata, recuerda, primero saborea un bocado de queso. Degústalo sin prisa apreciando cada matiz y después haz lo mismo con un trago de tu copa.
Pero sin lugar a dudas, la norma más importante es: no hay normas. Solo tú puedes decidir qué combina mejor y qué es lo más importante ¡Qué lo disfrutes!