A diferencia de otros alimentos, el vino no entiende de temporadas. Es una vez al año la ocasión en la que la vid da los frutos que desencadenan su elaboración. Tras ella llega la vendimia y con esta comienza la producción del vino, que puede pasar en la bodega desde meses hasta años, según el producto final que el enólogo desee consumir.
Sin embargo, sí que hay algo que determina qué vinos son mejores para una época y cuáles para otra, el maridaje y los alimentos disponibles en ese momento del año. En el caso de España, el otoño trae consigo algunos ingredientes de los que hemos estado privados el resto de estaciones.
Uno de los claros protagonistas de los meses otoñales es la calabaza. Un ingrediente difícil de combinar ya que su dulzor interfiere en la percepción del vino en el paladar ¡Pero difícil no significa imposible! Si encuentras la combinación exacta la recompensa será exquisita.
Te recomendamos que pruebes a maridar una crema de esta hortaliza con un tinto untuoso para jugar con las texturas de ambos participantes ¡Te va a enamorar!
Otro plato típico de esta estación es el regreso de las sopas calientes que nos reconfortan tras un día de helarse a la intemperie. Nuestra favorita está hecha con caldo de puchero y tiene fideos, huevo y verduras. No lo dudes, acompáñala de una copa de tinto Gran Reserva para rematar la jugada.
Entre las frutas de estos meses destaca la manzana, que renace estos meses en nuestras tierras. Una fruta muy relacionada con la salud y que en algunas casas tiene pocos amigos. Un truco: ásala en el horno y ponla como postre goloso y saludable en una comida entre amigos. Si la sobremesa se alarga podrás coronar el encuentro con una copita de Bobal.
Como ves, si el rosado es el rey del verano, los tintos brillan en otoño para hacernos compañía en nuestro hogar. Unos días que invitan a encender la chimenea, sacar las mantas y disfrutar de lo más sencillo.
