Tanto la etiqueta como la contraetiqueta (etiqueta trasera) de un vino son su carta de presentación: te darán la información más importante y te permitirá saber ante qué tipo de vino estás. Son como el DNI del vino. Gracias a ellas sabremos su nombre, dónde ha sido elaborado, cuál es la Denominación de Origen, el año en el que fue producido y la graduación alcohólica del mismo. En el post de hoy, te contamos qué hay que tener en cuenta y cómo leer las etiquetas de los vinos.
Ya seas una persona experta en vinos, hayas comenzado a adentrarte en el mundo vitivinícola o quieras saber más para tomar una decisión, saber cómo leer las etiquetas de un vino es algo útil. Estos son los elementos que aparecerán en ellas y que es importante que tengas en cuenta para hacer una lectura correcta de las mismas:
- La marca o nombre del vino. Es lo primero que vemos cuando vamos a comprar un vino, así que es un aspecto clave y, quizá, el más importante de cualquier etiqueta. ¿Te acuerdas que era como el DNI de un vino? Pues bien: la marca sería como el nombre que lo identifica, de la misma manera que en el caso de tu documento de identidad. No todos siguen el mismo método: hay vinos que llevan el nombre de bodega, otros en función del tipo de uva con el que ha sido elaborado y otros que crean un nombre en función del mensaje o la historia que quieren transmitir. Estos últimos son cada vez más populares y es habitual ver en la actualidad nombres llamativos que acaparan la atención de los consumidores.
- El segundo aspecto es el que hace referencia a la Denominación de Origen. Es importante, en este sentido, saber que en España es obligatorio que la etiqueta de un vino incluya la Denominación de Origen en el caso de pertenecer a una de ellas. ¿Qué nos permite saber? Nos señala el origen y el consejo regulador: este es el caso de la Denominación de Origen Utiel-Requena. Este aspecto de la etiqueta lo que hace es garantizar la calidad y las características del vino en cuestión.
- El año de la cosecha. En la etiqueta o contraetiqueta encontrarás, también, la añada o año de la cosecha del vino. Aunque este aspecto no es obligatorio a nivel nacional, la normativa del Consejo Regulador de la DO Utiel-Requena sí que exige que aparezca impreso en los vinos de esta denominación de origen. Este dato es muy importante porque también es un indicador de calidad. Es habitual que junto a este dato se incluya también información sobre el tiempo de envejecimiento del vino en barrica y en botella. Esto último es lo que permite diferenciar entre vino Joven, Crianza, Reserva y Gran Reserva.
- La graduación alcohólica del vino es otra de las partes que conforman el etiquetado de un vino y es obligatorio incluirla en la misma. Además, aporta información que va más allá del alcohol: te permite identificar si se trata de un vino con cuerpo.
- Los sulfitos son una de las dudas y preguntas más habituales de las personas a la hora de fijarse en el etiquetado de un vino. Hay quienes, incluso, piensan que son perjudiciales y desconfían de ellos. Por eso, es importante explicar que estos conservantes tienen como objetivo proteger el vino de posibles alteraciones biológicas y están permitidos. Eso sí: es obligatorio incluirlos en la etiqueta del vino.
- Por último, en muchas ocasiones incluyen breves anotaciones con las que podemos conocer la historia que hay detrás del vino, una descripción sobre el mismo, el método que han utilizado para elaborarlo e ideas de maridajes, entre otras cosas. Este tipo de información que suele estar en la contraetiqueta aporta información muy interesante para conocer más sobre el vino que hayas elegido y, además, te acerca a su historia, orígenes y el mensaje que transmite.