Querido wine lover, en la D.O. Utiel-Requena no dejamos pregunta sin respuesta y hoy traemos información para los más curiosos. Si tú eres de los que te preguntas todo seguro que alguna vez has pensado “¿por qué algunos vinos son espumosos y otros no?” o “¿cómo se conseguirá crear las burbujas dentro de un vino?”. Pues hoy te lo contamos todo.
Comencemos por el principio, el origen de las burbujas en un vino nace del CO2, el dióxido de carbono, disuelto en el vino y que consigue convertirse en estas burbujas. En la fermentación alcohólica, básicamente, las levaduras metabolizan azúcar generando CO2 y alcohol.
Es decir, las burbujas se crean de forma natural en la fermentación del vino, pero en los vinos no espumosos este gas es liberado progresivamente. Sin embargo, en los vinos espumosos se suele hacer una segunda fermentación a botella cerrada para que se cree la magia de las burbujas.
También es por eso que el tapón sale disparado cuando abres una botella de un vino espumoso, el gas llevaba retenido en la botella desde su segunda fermentación para crear estas burbujas ¿Ahora lo entiendes?
El descubridor de este proceso fue el monje benedictino Dom Pierre Pérignon, de ahí el nombre del famoso champagne, que según el relato descubrió esta nueva característica tras la explosión de algunas de las botellas de vino que estaba fabricando.
Cuenta la leyenda que cuando se atrevió a probar el vino burbujeante, para averiguar el porqué de este resultado quedó fascinado por la sensación efervescente y gritó una frase que ha pasado a los anales de la historia del vino: “¡Venid hermanos, estoy bebiendo estrellas!”
El porqué de que algunos vinos sean espumosos y otros no reside en los matices que el enólogo quiera dar a esa creación. Con las burbujas creamos sensaciones únicas de frescura, alegría, elegancia que la bodega puede querer incorporar a dicha creación.
Y ahora que sabes todo esto solo nos queda desearte que descorches tu espumoso Utiel-Requena favorito y aprecies todos estos matices en tu paladar.
