La Denominación de Origen Utiel-Requena colabora con la prestigiosa revista Decanter, que publica un repaso del origen de la historia vitivinícola de la zona. El artículo está escrito por el Master of Wine Simon Field. Este magacine es líder en los medios de comunicación del mundo vitivinícola y presente en más de 100 países.
En concreto, esta publicación está disponible online en Decanter para Estados Unidos y China (y también traducido al chino), explora la fascinante historia de la Denominación de Origen Utiel-Requena y cómo su ubicación geográfica entre el mar y la meseta central, su clima y la calidad de la uva Bobal han contribuido en su conjunto a construir de la DO Utiel-Requena un territorio que goza de gran reputación en el sector vitícola.
Este texto se remonta a la época íbero-romana. Arroja datos y explicaciones arqueológicas que dan cuenta de la importancia de la elaboración del vino en el territorio de la DO Utiel-Requena. A través de este artículo podrás acercarte a la historia de la Denominación de Origen y conocer más sobre los descubrimientos arqueológicos que dan detalles acerca de la producción, almacenamiento y transporte de vino.
Ánforas y pepitas de uva
Los yacimientos arqueológicos encontrados en esta Denominación de Origen avalan la producción de vino y su comercialización ininterrumpida desde la época íbera hasta la actualidad. Decenas de lagares tallados en piedra, como Las Pilillas de Requena, ánforas, documentos y restos de pepitas de uva hallados y estudiados, remontan la cultura vinícola de Utiel-Requena a los orígenes del vino en la Península Ibérica.
Hace al menos 2.600 años, los habitantes de esta tierra comenzaron a cultivar vides. Aún no sabemos cómo llegaron las plantas hasta este lugar. Pero sabemos que, cuando se inició esta actividad, nuestros antepasados ya amaban el vino. Lo habían conocido gracias a los fenicios y griegos que tenían colonias en la costa. Primero lo compraban. Luego comenzaron a elaborarlo ellos mismos.
Desde entonces, el vino formó parte del mundo simbólico de los íberos, de sus fiestas y de su relación con la divinidad.
Lo elaboraron en grandes centros productivos, como el de La Solana de Las Pilillas (Requena) y en pequeños lagares domésticos, como sucedió en El Molón (Camporrobles). Lo almacenaron en grandes cantidades, como aquel mercader de Kelin (Caudete de las Fuentes), probablemente para venderlo. Y cuando los romanos ocuparon la zona, poco importó que trajeran su propio vino de Italia: las vides ya nunca dejaron de estar presentes en el terruño y siguió, cosecha tras cosecha, bebiéndose el vino local.
Más info en este vídeo: Los íberos y el inicio de nuestra cultura vitivinícola. Consuelo Mata.