La pregunta no debe extrañarte: una cosa es limpiar la vajilla (cubiertos, platos y demás utensilios de cocina) y otra, muy distinta, es limpiar las copas de vino, que tienen gran influencia en la correcta degustación del vino. En primer lugar, debes saber que el cristal es un material poroso que, además de romper las moléculas del aroma permitiéndonos apreciar mejor todos los matices olfativos, también absorbe los olores con gran facilidad. Por ello, extremar el detalle a la hora de limpiar las copas de vino es tan importante. ¿Quieres saber si lo estás haciendo bien? Desde la D.O. Utiel – Requena te ofrecemos una sencilla guía que, si sigues con precaución, hará que tus copas sean la envidia de todos.
- La delicadeza, un aspecto fundamental.
¿Cuántas copas has roto en tu vida? Bien. A todos nos ha pasado. Pero, con un poco de cuidado y unos consejos evitarás que vuelva a suceder. Es importante que a la hora de limpiar las copas, las sujetes por el cáliz y no por el tallo, ya que éste es frágil y puede quebrarse con facilidad. Otro aspecto para tener en cuenta es la temperatura del agua: si ésta está demasiado caliente puede provocar la rotura del cristal. También es preferible utilizar una esponja delicada, un estropajo demasiado agresivo puede rayar la copa. Un último consejo: límpialas sin detergente o con un jabón neutro y, si te decantas por esta última opción asegúrate de eliminar los restos de jabón, de lo contario este desagradable sabor podría interferir en la cata del vino.
- Procura limpiar las copas justo después de su uso.
¡Cuidado! No te estamos invitando al estrés. Si limpiar las copas en el momento después de usarlas no es factible, al menos enjuágalas y déjalas con agua tibia, eso evitará que los restos de vino se sequen. ¿No lo has hecho en el momento? ¡También hay solución! Llena la copa con agua tibia y añade unas gotas de vinagre. Tras dejarlo actuar unos minutos, lávalas como de costumbre. ¡Notarás la diferencia!
- Y ahora, ¿cómo las seco?
Secar una copa de vino y que quede brillante es, sin duda, una de las tareas más complejas, pero ¡no es imposible!
Para comenzar te recomendamos que las dejes escurrir boca abajo sobre una bayeta o un paño seco para que absorban la humedad. Cuando ya no contengan gotas, pásales un paño seco para darles brillo. Lo ideal es utilizar un paño de tela o de microfibra, que no dejan rastro en la copa. Si quieres un acabado todavía más profesional, prueba con un paño de lito. En ocasiones y, depende del tamaño de la mano, resulta complicado hacerlo, por lo que puedes ayudarte de algún objeto y envolverlo en el paño para que se te más fácil: un utensilio de cocina de madera puede ser una buena opción.
Si has tomado buena nota y sigues nuestros consejos, tus copas lucirán siempre como el primer día. No olvides llenarlas de tu vino preferido de la D.O. Utiel – Requena. [:]