La fecha en la que nos encontramos actualmente, finales del invierno y principios de la primavera, es muy significativa para el ciclo biológico de la vid, porque marca el inicio de lo que podríamos llamar la primera fase de la planta, pasa del reposo al desborre y brotación. Pero no es la única y todas y cada una de ellas son fundamentales para la calidad final de la cosecha. Nos atrevemos a decir, incluso, que gran parte del secreto del éxito está en un esmerado cuidado de la viña y una supervisión de cada una de las etapas del crecimiento de la vid.
Estas etapas o fases se van sucediendo en el transcurso de un año y el resultado siempre es la uva final que retiramos cuando llega la vendimia.
¿Y cuáles son esas fases tan definidas del ciclo de la vid? Pues a continuación os las detallamos una a una para que las identifiquéis muy fácilmente.
La vendimia es el punto álgido del ciclo, cuando se recoge el trabajo de todo un año
Empecemos pues por la ya mencionada, la fase de reposo vegetativo. Parte del otoño y dura todo el invierno. En este momento, la planta no dispone de hojas, ni estructura verde vegetal, sólo la parte leñosa, con el tronco con brazos y sarmientos. Sólo en este estado, la viña puede soportar las bajas temperaturas y las condiciones atmosféricas adversas. En los meses de enero y febrero se aprovecha para podar la planta para que así crezca fuerte y sana.
Viñedo en la fase de reposo vegetativo que coincide con la estación del invierno
Con la llegada de la primavera, durante el mes de marzo, y como ocurre en casi todo el mundo natural, aparecen de nuevo los primeros brotes verdes –hablamos de la naturaleza, sí, no os confunda el término- y es lo que se llama la fase de brotación. La planta vuelve a la vida, podríamos decir que es el comienzo de su nueva etapa, de una nueva añada.
Adentrados en los meses de abril y mayo, los pequeños brotes de la fase anterior se convierten ya en las primeras hojas de la vid. Estamos en la fase de foliación. Un momento fundamental para la planta, porque es en este momento cuando se formas las moléculas de los azúcares y ácidos en las hojas de la vid, lo que condicionará el sabor de la uva y por supuesto, del vino.
Es en esta época cuando se realiza la esporga, que consiste en quitar los brotes no deseados en la cepa y que los sarmientos se desarrollen con todo el vigor.
Durante el verano, la uva va cogiendo su color hasta llegar al tono definitivo
La floración de la planta llega a finales de mayo y principios de junio y es cuando aparecen los embriones de las flores que luego formarán los granos de las uvas. Es una fase delicada y hay que “mimar” aún más si cabe a la vid para que se alimente y pueda crecer sana. Y a esta fase le sigue de muy cerca la fecundación o cuajado, donde ya las flores empiezan a dar frutos.
Y durante el verano, fase de envero, la uva va cambiando de color hasta llegar a su tono definitivo. Las uvas tintas se van oscureciendo y las uvas blancas, pasan a pintarse de color verde amarillento. Más tarde, a finales de agosto y hasta que empieza la vendimia se produce la maduración, donde la uva adquiere un sabor más dulce.
La vendimia
Y acabamos con la fase más conocida por todo que es la vendimia. Es el fin del ciclo y la hora de la verdad. Donde los viticultores recogen la uva y al mismo tiempo depositan toda su esperanza en que esas uvas se conviertan en grandes vinos. Empieza así una nueva y apasionante fase, ahora ya fuera de la viña. Del laborioso trabajo en el campo, se pasa a un intenso y delicado camino en la bodega. Otra etapa, que sin duda, también merece un extenso artículo.
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