Vino tinto o vino blanco. Esa es la cuestión. Aunque la variedad de vinos es casi infinita, muchos consumidores muestran sus preferencias e, incluso, sus dudas a la hora de inclinarse por el vino tinto o el vino blanco.
Es cierto que cada vino se corresponde con una forma de entender la vida, con un gusto, con una elección en un determinado momento del día o con el acompañamiento de una comida en concreto. Pero también es cierto que todos, absolutamente todos los tipos o géneros de vino, tienen un valor especial y una razón de ser muy específica, independientemente de cuál sea el vino que más nos guste a cada uno.
Está claro que entre el vino tinto y el vino blanco hay diferencias. La primera de ellas, su elaboración. Los vinos tintos fermentan con todo y la misma cáscara (u hollejo) de la uva que los tiñe es la que les aporta ese intenso color rojo (violeta, cereza, rubí, granate, entre otros). Sin embargo, los vinos blancos sólo se elaboran con el jugo de la uva, también conocido como mosto.

FUENTE: utielrequena.org
Los vinos blancos normalmente suelen tener un sabor más frutal y los vinos tintos, generalmente, suelen ser más secos, aunque, por supuesto, hablamos de generalidades, ya que existen vinos blancos más secos y vinos tintos muy afrutados que son igual de exquisitos. El hecho de que un vino tinto sea ligeramente más amargo es debido a los taninos, que provocan nos una sensación de astringencia en el centro de la lengua e incluso en las encías. En cambio, los vinos blancos, por su esencia, se concentran más en la acidez y en el alcohol.
Afortunadamente para todos, existen los vinos blancos y los vinos tintos, porque si no, ciertos maridajes no serían posibles ni tendrían el mismo valor. No hay mejor acompañante para ensaladas, pescados y mariscos (en general, siempre en general), así como una gran diversidad de diferentes quesos, platos de pasta o arroces para los que el vino blanco es un excelente acompañante. Y platos de carne de caza, legumbres o nuestro famoso morteruelo y nuestro embutido, en los que el vino tinto es fundamental.
Aunque hay que aclarar que el vino blanco y el vino tinto también siguen el principio del maridaje y cuanto más suaves son los sabores del plato, más suaves deberán ser los sabores en el caso del vino blanco. Y al revés, en los vinos tintos.
Nos explicamos: si queremos acompañar una ensalada o un plato de pasta seguramente tendremos que escoger un vino blanco joven (fresco, ligero y fácil de beber), mientras que para un pollo guisado o unos pescados grasos tipo salmón, bonito o caballa fresca, seguramente tendremos que seleccionar un vino blanco con barrica (menos ácido, con más cuerpo y con aromas terciarios provenientes de la propia barrica) o incluso un vino tinto ¡Qué rico, verdad!

FUENTE: utielrequena.org
En cuanto a la producción mundial, no debemos olvidar que el vino blanco todavía está por debajo del vino tinto y que en nuestra zona de Utiel-Requena, la producción de vino tinto también es superior. De hecho, sólo la Bobal representa el 70% de la producción.
Así que ser de vino tinto o de vino blanco depende de muchos factores. Y, sobre todo, de nuestros gustos personales. Eso sí, no olvidemos que dentro de nuestras múltiples opciones de vino, hay grandes vinos blancos y grandes vinos tintos y probarlos hay que probarlos todos para poder opinar.
¡Salud!
Prefiero, siempre, el vino blanco fresquito